sábado, 24 de julio de 2010

4 autores de microrrelatos argentinos

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Los seguidores de este blog saben que el argentino Raúl Brasca es uno de los mejores microrrelatistas del mundo hispánico. Conocen su obra, si no por sus libros, que sería lo ideal, sí al menos porque textos inéditos suyos han aparecido aquí, para luego ser recogidos en la antología Velas al viento. Sus compatriotas tampoco desconocen su importante labor como antólogo, en numerosas entregas, hechas en solitario o en compañía de Luis Chitarroni; algunas de ellas publicadas en España, como De mil amores. Antología de microrrelatos amorosos, en la editorial Thule. Pero el resto de los lectores es probable que desconozca su importantísima labor como difusor del género en la modélica editorial Desde la gente. De su última antología, que ahora presentamos, 4 voces de la microficción argentina 1 (2009), se han tirado nada menos que 8.000 ejemplares. En el volumen se recogen unas veinticinco piezas (microrrelatos, más que microficciones, para ser precisos) de cuatro narradores argentinos, todos ellos diferentes por formación, estilo, trayectoria y edad. A tres de ellos también los conocen ya los visitantes más fieles de esta bitácora, puesto que han dado a conocer aquí sus textos. Son Ildiko Valeria Nassr, Juan Romagnoli, cuyo primer libro, Universos ínfimos, ha aparecido en Murcia, en una colección que dirige José María Pozuelo Yvancos, y Orlando Romano. Todos ellos están recogidos también en Velas al viento. El cuarto autor es Roberto Perinelli (1940). Hombre sobre todo de teatro, durante más de veinte años ha dirigido la Escuela Metropolitana de Arte Dramático de la Ciudad de Buenos Aires, también es cultivador del microrrelato. Dejamos aquí un par de piezas suyas para que conozcáis su obra.
Los cuatro son nombres representativos del actual microrrelato argentino que posee una inagotable cantera de autores, y tiene en Brasca a un seleccionador bastante más discreto y sensato que Maradona, dicho sea de paso y sin ánimos de poner el dedo en tan dolorosa llaga...
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"Doble jornada", de Roberto Perinelli
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Enterado de que su llegada produce tristeza y melancolía entre las gentes, el Crepúsculo se disfrazó de Amanecer. La Noche, licenciada con el cambio, se tomó descanso en una playa caribeña, tostándose con los rayos de un Sol cada vez más exhausto y desconcertado.
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"Soledades"
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Las tardes de domingo la del 5° H llama de urgencia al plomero del consorcio, y le lee poemas. La mujer lo engaña porque nada fue escrito por ella, sino por Neruda, Ungaretti, Auden o Machado.
El hombre también miente, inspecciona el waterclos, afirma que los caños del artefacto tienen problemas y escucha los versos mientras simula que está trabajando.
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13 comentarios:

Fernando Valls dijo...

Le daría las gracias a Elvira por advertirme de un error, si no fuera porque se presenta como un Anónimo. Qué pena no saber con quién tiene uno que sentirse agradecido.

Víctor dijo...

Lo poco que he podido leer de ellos me parece formidable. Y la labor de antólogo de Raúl Brasca, impresionante.

Si lo desean, pueden leer la entrevista a Raúl Brasca que se publicó en La Internacional Microcuentista:

http://revistamicrorrelatos.blogspot.com/2010/07/breve-entrevista-raul-brasca.html

Un abrazo.

Fernando Valls dijo...

Gracias, Víctor, por enlazar la entrevista.

Pedro Herrero dijo...

Cuando la dependienta de la librería de mi pueblo me ve entrar por la puerta, sabe con certeza que no voy a preguntarle si tiene tal o cual libro, porque los libros que yo quiero nunca están en la trastienda. Sabe que me limitaré a dejarle un papel con unos datos y que, tras intercambiar con ella una mirada cómplice, me iré por donde he venido, sin dar más explicaciones. Sabe que espero su llamada dentro de unos días para que me diga que ya tiene el libro que le pedí, o para que sepa que no ha podido localizarlo. Y sabe, por tanto, que tengo su número de teléfono en la agenda del móvil, a pesar de que no aparece por su nombre sino por el nombre de la librería. A veces me dan ganas de ir a la tienda a comprarle un best seller, sólo por quedarme un rato más en el local y aprovechar para echar con ella unos párrafos, como decía Delibes. Pero creo que, si hago tal cosa, todo habrá acabado entre nosotros.

Fernando Valls dijo...

Pedro, es probable que hayas acabado de inventar la microcrónica.

Pedro Herrero dijo...

Gracias, Fernando, pero prefiero no inventar nada más. Acabo de asistir a un taller de microrrelatos, que me ha recordado (aunque no la había olvidado) toda la polémica en torno al mundo de la ficción breve. Lo importante es que los libros que citas en tus entradas, además de procurarme el placer de la lectura, me procuran otros placeres, como el de la búsqueda, el de la espera y el del encuentro ocasional.

Anónimo dijo...

Fernado, aunque he leído tu libro Soplando vidrio en el que se habla de la denominación del género micro, tengo una duda que surge por tu comentario respecto a la Antología de Brasca.
¿Cuáles son las diferencias entre microficción y microrrelato? ¿El microrrelato es menos experimental que la microficción, más formal?

Gracias

Un saludo

Rosana A.

Fernando Valls dijo...

Rosana, hace tiempo que quiero dedicarle una entrada al asunto. Lo resumo. Según algunos estudiosos del género, la microficción es un territorio amplio que engloba discursos brevísimos, narrativos o no, literarios o no, como pueden ser el aforismo, el microteatro, el poema breve, las viñetas y las micropelículas. Entre ellos, estaría también el microrrelato, que es -en suma- un texto narrativo brevísimo que cuenta una historia. Pero, mi pregunta es: ¿los historiadores de la poesía, del aforismo, del teatro brevísimo o del cine, utilizan el concepto de microficción? Es evidente que no. Por tanto, para la historia literaria y cinematográfica es un término inoperante.
En la antología de Brasca, todos los textos que aparecen son microrrelatos, o microcuentos, o minicuentos, como queramos llamarlos; no se da lo que Arreola denominaba `Varia invención´. Si queremos ser precisos con el lenguaje, no podemos hablar de árboles cuando sólo nos ocupamos de los tilos.
Creo que el nombre es importante y si decidimos llamar a los textos de una u otra manera, habría que fundamentarlo, sobre todo los críticos e historiadores de la literatura. A los escritores, se les puede echar de comer aparte, y que hagan lo que quieran.

Anónimo dijo...

Gracias, me has aclarado la duda.

Y tienes razón,de estos temas os tenéis que ocupar los eruditos y críticos.
Ya tendrán nombre las criaturas el caso es que haya ficciones que se puedan estudiar y destripar. Si le dedicas una entrada larga al tema estará será muy interesante.

Saludo

Rosana A.

Raul Brasca dijo...

Gracias, Fernando, por tu generoso comentario. Siempre es estimulante que lo que uno hace sea apreciado. Creo que no es casual que seas tú a quien se le ocurrierom esas palabras ya que, de alguna manera, soy tu versión americana. Has difundido el género sin pausa desde Quimera hasta hoy, con artículos, antologías y este blog, además de tu libro Soplando vidrio, los trabajos académicos y la participación en congresos. Por eso, estos elogios que me haces no podrían tener más valor para mí viniendo de otra persona, por encumbrada que fuera. Nos vemos en Bogotá. Abrazo,

Raúl Brasca

Juan Romagnoli dijo...

Gracias Fernando por el comentario, en lo que a mí me toca y sobre todo por el reconocimiento a Raúl y por destacar en esta oportunidad a Roberto Perinelli, cuyos textos son maravillosos. Y qué bueno que nos dejes afuera a los escritores de la "disputa" por el nombre, no por desdeñarlo, sino porque sus pormenores son arduos y nos "distrae". Un saludo a Pedro Herrero, a quien no conozco personalmente, pero que brinda siempre intervenciones muy ricas. Bravo por "La nave de los locos", trinchera del microrrelato. Fuerte abrazo.

Fernando Valls dijo...

Juan, a Pedro Herrero lo encontrarás en la antología `Velas al viento´ que espero que no tardarás en recibir.

Pedro Herrero dijo...

Juan, correspondo a tu amable saludo desde Barcelona. Un abrazo.