jueves, 21 de julio de 2011

¿Realidad, ficción?

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El domingo pasado, el diario El País publicaba un texto de José Luis Corral, catedrático de Historia Medieval y autor de éxito en el terreno de la narrrativa histórica, en el que se contaba cómo se produjo el robo del Codex Calixtinus en la catedral de Santiago. Lo curioso del caso es que el periódico, ¿o el autor, o ambos, de mutuo acuerdo?, tras el título de la pieza, "Así robaron el Códice", se sintió/sintieron obligado/s a poner entre paréntesis que era ficción. Y aunque el citado diario no pueda tacharse precisamente de sensacionalista, a pesar de que cada vez acoja en sus páginas más frivolidades y tontunas, ni esté dirigido al público lector más popular, debió de confiar más bien poco en la capacidad de discernimiento de sus lectores, cuando tuvo que advertirles de que el relato de Corral, poco original e imaginativo, por cierto, era pura ficción. La parte buena del robo es que ha servido para que nos enteremos al fin de su contenido y de cuál es el valor del Códice sustraido, además de poder conocer la naturaleza y el lugar en donde se guardan los demás códices valiosos que atesora la iglesia. Sí alguien se anima a hacer una novela con todo este material, en la que se narre el robo en cadena de estos códices, deberá acordarse de contar con el consejo de uno de esos comerciantes que se disfrazan de editores, junto con el apoyo de periodistas culturales complacientes, y de plagar la historia preferiblemente de lugares comunes, aparte de escribirla en una prosa funcional, sin que falten -además- peripecias mil y esoterismos varios. ¡Podría convertirse en el nuevo Dan Brown, e incluso podría rodarse una película subvencionada por el Ministerio de Cultura, siempre que, en aras de la igualdad, tal y como la entiende la señora ministra, la mitad de los personajes fueran femeninos! ¡Viva la bagatela!
 

P.S. De todas formas, no seré yo quien los culpe porque hace ya tiempo que a mis estudiantes tengo que advertirles, una y otra vez, de que las lecturas obligatorias son obligatorias; o sea, que hay que leerlas, para que no se crean que todo es pura ficción. En fin, qué mundo, que diría el mejor Millás.
 

7 comentarios:

Sr.Silencio dijo...

Hola Fernando, creo que es la primera vez que me atrevo a comentar así que lo primero es saludar :)

En este país se suele publicar (y escribir) pensando que el lector es idiota.

Por lo demás, dice mucho del texto que la única frase que se sale de lo funcional sea:

"Como si unos copos de nieve se estuvieran derritiendo sobre su piel".

En realidad me pregunto si no tenemos a los periodistas y los best-sellers que nos merecemos.

Un saludo.

ANTONIO SERRANO CUETO dijo...

Lo mejor de todo, lo del embarazo con un globo, lugar además para guardarse, cogido con cintas al cuerpo, el codex. A mí me pareció estar viendo la misma película cutre que hemos visto cientos de veces.

Isabel Barceló Chico dijo...

No leí el artículo, aunque me llamó la atención. Sí recuerdo haber pensado que era una tontería publicar una ficción sobre ese asunto, pero como estamos en verano y parece que todo se vuelve (aún) más superficial... Felices vacaciones.

Paz Sanz dijo...

estoy totalmente de acuerdo con su observación en lo de relato de ficción, a mi también me llamó la atención como bibliotecaria y filóloga que soy que el robo del Códice Calixtinus albergado en la Catedral de Santiago lo convirtiera "El País" en una frivolidad...en cuanto a José del Corral no me extraña tanto (vive de las rentas que le proporcionan sus relatos "históricos" desde hace muchos años)
Fdo. lalectoraincómada

Francisco Silvera dijo...

Lo tengo yo, claro; por lo que cuenta de los navarros y los vascos comiendo el sexo a sus mujeres y animales, y por los mandiles que ponían, cuenta, a sus "animalas" para que otros no se las tiraran... Un libro de viajes entretenido, no como las guías de ahora, y un magnífico recopilatorio musical: recomiendo la versión del sacrosanto Marcel Pérès con su Ensemble Organum.

Jesús Cano Henares dijo...

No he leído el relato, pero tampoco el Código da Vinci, pero me imagino el "estilo". Ánimo con los microrrelatos, yo también los practico y los llamo Brevatos.

Fernando Valls dijo...

¿Brevatos? Joanarcos, llámalos como quieras, pero no "brevatos", por favor. Todo tiene un límite. Saludos.