domingo, 16 de diciembre de 2012

El coleóptero, la largatija y el ánimo de Kafka

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En una de las cartas de Kafka a Milena, en la que firma "Franz K", encuentro este embrión de microrrelato, en la versión de J.R. Wilkock (Alianza, 2004, pp. 18 y 19), que si yo tuviera vuestro talento para la ficción intentaría convertirlo, tras reelaborarlo, en un nuevo texto:
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"Mientras estaba allí sentado [en la silla de reposo, con la carta que le había enviado Milena], a un paso de distancia vi un coleóptero caído patas arriba, desesperado, no conseguía enderezarse, me hubiera gustado ayudarlo, era tan fácil ayudarlo, evidentemente bastaba dar un paso y empujarlo un poquito, pero su carta de usted me hizo olvidar el insecto, además no podía levantarme, hasta que una lagartija me obligó a prestar atención a la vida circundante; se dirigía hacia el cascarudo, que ya estaba inmóvil; no había sido entonces un mero accidente, pensé, sino una agonía mortal, el poco frecuente espectáculo de la muerte natural de un animal; pero al pasar con rapidez la lagartija sobre él le permitió enderezarse; se quedó un momentito quieto como un muerto y luego se precipitó -como su fuera la cosa más natural- y ascendió por la pared de la casa. De algún modo eso me infundió un poco de ánimo a mí también; me levanté, bebí leche y empecé a escribirle".
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2 comentarios:

La lengua salvada dijo...

Precioso este pasaje tan primaveral del escarabajo y la lagartija. Gracias por difundirlo. Saludos

Facundo Kishimoto dijo...

¡Me encantó! No lo conocía. Es muy interesante. Me dieron ganas de releer a Kafka. Gracias.